La mañana del 25 de febrero, en Madrid, tras contactar con varios estudios fotográficos, di con uno que estaba disponible y concretamos una cita para las 15:40h. Las premisas requeridas eran que me tenía que sacar una fotografía de estudio, mientras yo al mismo tiempo, fotografiaba a la persona que me estuviera sacando la foto. Las tomas tendrían que hacerse, situando en el centro de los objetivos, en el centro del encuadre. En la fotografía solo podría salir mi cámara y mi trípode sobre fondo liso blanco, en la que yo tomase, la misma limitación, pero referida a su material. La iluminación de estudio se dejó al criterio del profesional contratado. Las fotografías se realizaron accionando simultáneamente el disparo automático. Al final también se realizó una versión en la que salíamos los dos operadores de cámara, en el preciso momento de apretar el disparador. Para ambas versiones se requirió de varios intentos.

Se le requirió al fotógrafo profesional que eligiese su toma buena (en las dos versiones), y que las procesara para que cumplieran con sus estándares de calidad. Unos días mas tarde me envió lo solicitado telemáticamente. Yo hice lo mismo.

Desde un principio se informó al profesional del carácter artístico del proyecto. La colaboración fue debidamente remunerada en las condiciones estipuladas por el estudio contratado (José Pedro Salinas Fotógrafo).